Recobra su interioridad. Si observamos a los estoicos, con qué cautela hablan del «ánimo», como de un enfermo crónico al que hay que acallar y dormir! En el estoicismo, que tanta vigilia exige, por otra parte, hay un cuidado de mantener quieto y aun dormido algo terrible. Porque esta interioridad no tiene medida; si en ella se encuentra la verdad, también ese punto que la refleja en algún modo tiene que participar de su infinitud. Y así és: ser persona cristiana es ser infinito y sin medida; ser individuo estoico es tener una medida, es estar sujeto a un limite. El estoico toma de la vida la «carga proporcionada a sus fuerzas»; como dice Séneca: «hay que buscar que lo que soporta sea más fuerte que lo soportado»; el hombre es una criatura que está aún bajo la noción de cantidad, porque no había idea de creación.»
María Zambrano, La Agonía de Europa
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